14 DE ABRIL: LA PATRIA O COLONIA

Esta es una semana crucial para la política venezolana, porque en la elección presidencial del domingo próximo se juega el futuro de la Revolución, el porvenir de la patria, la estabilidad de la democracia y la garantía de continuar viviendo conforme a los valores esenciales del ser humano y practicando el sistema de convivencia pacífica. Conscientes de que la cultura política del pueblo venezolano viene fructificando, acompasada por el empeño y la mística revolucionaria, hoy se pone en el horizonte la opción presidencial de Nicolás Maduro, quien  llamado a ejercer el rol de conductor del gobierno nacional, viene a hacer realidad el legado político del Comandante Supremo Hugo Chávez. La tarea es mantener la unidad espiritual e ideológica del proceso revolucionario, la cohesión institucional del sistema político, la articulación de las políticas de desarrollo contendidas en el Plan de Desarrollo Socialista de la Nación 2013-2019, la atención eficiente de las políticas públicas en cada sector donde el pueblo venezolano lo requiera y el engranaje político y social entre el PSUV y el pueblo, con la finalidad de garantizar el funcionamiento de la democracia directa, la construcción del socialismo, la consolidación de la soberanía y la independencia del país. Una de las tesis fundamentales de la Revolución Bolivariana en este panorama político es seguir construyendo el proyecto popular, cuyas premisas están en la filosofía, doctrina y organización de la Constitución de la Revolución de la República Bolivariana de Venezuela. Por esa razón el triunfo de Nicolás Maduro representa la consolidación de la visión socialista del poder, entendiendo en la perspectiva dialéctica que esta opción orienta el conocimiento sobre nuestra realidad social y fortalece el espíritu de cuerpo del PSUV, partido hegemónico que en el actual proceso de lucha política está llamado a seguir capitalizando la unidad, el compromiso y la disciplina política. Para cumplir estos cometidos debemos comenzar por  mantener viva la llama de la gesta heroica de Hugo Chávez, quien ha entrado en el reino de los inmortales por haberse colado en corazón de los pobres y cumplir a cabalidad los dictados revolucionarios de aplastar la Constitución de 1961, devolverle la dignidad a la política y superar la visión contradictoria del poder enclaustrado en las mafias de la oligarquía partidista, representantes genuflexos del poder norteamericano,  “ángeles guardianas de la paz mundial” y tiranos impíos de la ideología capitalista, quienes amparan a la “burguesía criolla” y no tienen el menor reparo en su campaña negra lanzada a través de los medios de comunicación, para negar las conquistas sociales y económicas de la Revolución. En este sentido la campaña presidencial de tan solo 10 días, ha estado orientada bajo la pedagogía revolucionaria de enaltecer el respeto a la Constitución, respetar el árbitro electoral  y desenmascarar a la oposición, que en sus apetencias personalistas y clientelares, pretenden hacerse con el poder. Esta campaña obliga también a la sacudida mediática a la derecha interna personificada en el comando antichavista de Henrique Capriles Radonski, que en su posición de campaña sucia contra Nicolás Maduro ha realizado un montaje donde se manipula una foto que fue convertida en afiche, desacreditando  intercambio revolucionario entre Cuba y Venezuela. De igual forma contra la derecha internacional, que ahora tiene como vocero al nefasto ex Presidente colombiano Álvaro Uribe Vélez, quien en sus delirios de cinismo se ha dado a la tarea de insultar a nuestro Candidato Nicolás Maduro, por haber tildado a la oposición de los ‘herederos de Hitler’. No obstante debe rescatarse para la memoria colectiva que Álvaro Uribe Vélez, tiene un pasado narco paramilitar y terrorista, violador de los derechos humanos, provocador de oficio y jefe pandillero, quien durante sus ocho años de gobierno infausto puso en riesgo la seguridad democrática en Colombia, al aplicar la desaparición forzada de unas 250.000 personas y utilizar el paramilitarismo como estrategia para la violencia, recurriendo a hornos crematorios y criaderos de caimanes como herramientas para acabar con la disidencia. Agréguese a ello su posición encubierta para preparar los servicios secretos colombianos a través de misiones israelíes, implantar 7 bases militares norteamericanas en territorio colombiano, perseguir a los opositores políticos, asesinar periodistas, secuestrar la Corte Suprema de Justicia y proteger la oligarquía burguesa colombiana. Finalmente como dato espeluznante, el gobierno de Álvaro Uribe dejó un saldo de 68% de pobreza e indigencia. Pues bien, ni Álvaro Uribe tiene moral para juzgar al Candidato de la Revolución, ni la oposición venezolana como mala hierba y en su posición fetichista puede utilizar de portavoz a tan cínico personaje, que utilizó el gobierno para doblegar a la sociedad, le debe sus cuentas a la justicia. A todas estas la Candidatura de Nicolás Maduro sigue su curso hacia el triunfo presidencial el domingo próximo, en medio del mayor compromiso por una sociedad democrática con igualdad de oportunidades. Lógicamente debemos estar alertas el “Día D” porque las mafias electorales opositoras, en su materialismo del mercado, siguen su tarea de desacreditar al CNE. Junto a esta estrategia crece con fuerza la tesis de la posible retirada de la candidatura de CAPriles esta última semana de las elecciones, buscando con esto caotizar el país y justificar una intervención desde el imperio, como bien denuncia entre otros el Profesor Sant Roz quien ofrece información a partir de reuniones que ha sostenido la Agregada Cultural de la embajada de los EEUU con personeros del oposicionismo criollo. Estas son posiciones que solo caben en las mentes tenebrosas de la burguesía venezolana y la oligarquía colombiana, los herederos de la separación de la Gran Colombia y del parricidio contra el Libertador Simón Bolívar, quienes ahora con el agua al cuello en la nueva derrota que les viene el 14 de abril, naufragan en las aguas tormentosas de una campaña electoral balbuceante entre la inmoralidad de una clase política desprestigiada, el orgullo de la élites económicas,  la presunción tecnocrática de los consejeros de la derecha, la chapuza informativa de los medios mercenarios y las ambiciones desbocadas de las mentes macabras al servicio del terrorismo imperialista.

Hugo Cabezas
Caracas 2 y 15 pm