Hugo Cabezas
Bien
saben los amantes del cine que nunca una segunda parte fue tan buena
como la primera, pero cuando se trata de una película como el
“Candidato Majunche” cuyo guión y puesta en escena fue
abiertamente rechazada por la gran mayoría de los espectadores,
resulta poco menos que “absurdo” semejante empeño de aquellos
que insisten una vez más en vender un producto que nadie compra, así
podemos hacer el paralelismo con esta 2da edición de Capriles
Radonski candidato presidencial, obstinado por dirigir la república
a tan solo 6 meses de la paliza política que le propinó el
Comandante eterno Hugo Chávez y el pueblo venezolano.
El
oposicionismo no solo repite candidato, sino además una pésima
estrategia electoral que no por mala y poco efectiva, deja de ser
peligrosa para el país porque nuevamente es la violencia su arma
predilecta. Esto lo
devela uno de sus más conspicuos asesores, Luís Vicente León en
artículo de su autoría titulado ¿Qué
esperar del 14 Abril?
que puede encontrar en www.nuevamayoria.com
entre otros portales internacionales.
El
Director de la encuestadora Datanalisis señala diversos elementos de
lo que habrá de ser la campaña de Capriles. El guión a seguir
contiene grandes falacias entre algunas verdades que para la
oposición son poco alentadoras. León parte de la idea de que ante
la “mitificación
de Chávez” a
Capriles le corresponde como “objetivo
inmediato, hacer que Nicolás Maduro toque tierra”;
es decir, se aleje de la figura de Chávez, adorada y respetada por
la mayoría del pueblo que escogería a Maduro por su nexo con Chávez
y su determinación de que es este quien debe sucederle en el poder.
Señala
León que debe ser entonces tarea de Capriles “que
la población entienda que Maduro no es Chávez y que no se quede
enredado en la idea de que votar por Maduro es votar por Chávez”.
Pero, cómo lograr esto, se pregunta el asesor y la respuesta es la
primera pauta del nuevo guión que ya viene ejecutando Capriles la
confrontación extrema: “será
más duro, más agresivo e incluso desafiante con Nicolás Maduro.
Mucho más de lo que fue con Hugo Chávez.”
De allí los reiterados, abusivos y desproporcionados
insultos y descalificativos que el “líder oposicionista”
manifiesta diariamente contra el candidato Maduro.
La
estrategia de la “confrontación extrema” debe diferenciarse de
la aplicada en las elecciones del 7-Oct., señala Luis Vicente León
que: “mientras la
campaña de Capriles contra Chávez intentó sacar del centro de
atención la figura de Chávez y moverla hacia la oferta de cambio,
las expectativas
de país, la opción de ir hacia algo moderno, esta estrategia deberá
sumarle a eso el enfrentamiento con Maduro.”
Aunque ciertamente la confrontación directa pudiera tensar la
disputa electoral, los descalificativos a Nicolás Maduro rayan en el
absurdo de ofender lo nacional, lo popular, lo tradicional; así “el
busetero o chofer, como pretendieron insultar al candidato de la
Revolución, se consolida cada vez más en los sectores mayoritarios
del país, los sectores populares.
Frente
a esta realidad León propone un complemento en la estrategia, se
trata ahora de que ante la imposibilidad de pelear con Chávez, cuya
imagen se habría convertido en una especie de “semidios”,
Capriles en su intento de confrontar con Maduro deberá enaltecer la
imagen de Chávez, en sus palabras: “Incluso,
es posible que veamos a una oposición que conserve los valores
positivos de la figura del fallecido presidente para mostrar que
Maduro no es Chávez, para llevarlo a una comparación con Chávez,
un contraste que dejaría al candidato del PSUV como malísimo,
incapaz y hasta peligroso en comparación con el líder máximo”.
De
allí que desde la lamentable muerte física del Comandante Chávez,
hayamos visto hasta a sus peores detractores nacionales e
internacionales, reconocer sus meritos, exaltar su gesta humanista e
incluso lamentar con descaro la pérdida del líder de la revolución.
Así, el Secretario General de la OEA, las máximas autoridades de la
ONU, incluso el reconocimiento del PNUD de las políticas sociales de
la revolución, que aunque con méritos ciertos, sirve para la
estrategia diseñada. Hoy mismo en entrevista para el canal privado
Venevisión el candidato Capriles señala: “si algo hay que
reconocer al Presidente (Chávez) fue haber puesto el tema de la
pobreza en primer lugar”. ¿Con qué finalidad se hace esto? Para
confundir al pueblo, generar división en el chavismo, intentar que
el pueblo desconozca la figura de Nicolás Maduro como sucesor.
La
idea del oposicionismo y Capriles es impedir, desesperadamente, que
el pueblo mayoritariamente chavista, vea en Nicolás un sucesor
válido de Chávez,
Así lo propone León refiriéndose al trato que debe tener Capriles
hacia Maduro: “Por
eso el ataque, por eso la confrontación, por eso va a ubicar
claramente a su enemigo. Esa estrategia será vital para que Capriles
logre su propio click”,
refiriéndose al elemento de conexión entre pueblo y líder
político.
Dónde
centrar el debate para la descalificación de Nicolás Maduro como
sucesor de Chávez, además de la descalificación personal la
oposición y Capriles se centraran en intentar vender la imagen de
que la “gestión de Maduro al frente del gobierno ha sido mala”,
para ello señala León, deben atacarse el tema económico.
“La economía
se ha quebrado y la población recibe estos efectos. Se hizo evidente
cuando la popularidad del gobierno perdió 8 puntos porcentuales de
diciembre a febrero. Los temas económicos: devaluación, deterioro
en el abastecimiento, la pérdida de variedad en el mercado, la
escasez de productos como repuestos y materiales de construcción,
las restricciones a las cuales ha sido sometida la población,
afectan desde ya la evaluación de este posible gobierno”.
La
guerra económica que se viene aplicando contra el gobierno y el
pueblo esta sistemáticamente orquestada a los fines de construir una
imagen de país conflictiva,
en proceso de quiebra, aun cuando la situación no sea tal. De allí
la necesidad de incrementar las políticas contra estas prácticas y
de garantizar la diligencia en las políticas públicas referidas a
alimentación, construcción y servicios, como parte de la
consolidación del gobierno revolucionario. La
estrategia de escasez persigue generar no solo descontento sino
incluso violencia, que como veremos más adelante es pieza clave del
guión de Capriles.
Todos
estos elementos y artilugios de campaña diseñados y aplicados para
Capriles se acompañan de un elemento verdaderamente preocupante en
la propuesta de León. Es lo que denomina “cisnes negros” para
hacer referencia a “esos
eventos impredecibles capaces de cambiarlo todo”.
Esta estrategia, de larga aplicación por el Departamento de Estado
de los EEUU en sus intervenciones en América Latina y otras partes
del mundo, reviste especial consideración. Ya lo denunciaba el
Presidente (E) y candidato del chavismo, Nicolás Maduro, acerca de
información de inteligencia que da cuenta de planes violentos
incluso contra el propio Capriles, buscando caotizar el país,
justificar una intervención militar extranjera, o bien atentar
contra partidarios opositores como ya lo hicieran en los lamentables
hechos de la Plaza Altamira posterior al paro Petrolero de 2002; en
fin, la confrontación para León y la oposición contempla TODO lo
que sea válido para lograr el objetivo, que no es únicamente ganar
unas elecciones, que él propio Luis Vicente León reconoce lucen
bastante complicadas para la oposición, se trata de que “gane
o pierda la oposición, ya habían perdido un gobierno por seis años.
Estar en la palestra, colocar a Maduro en el plano adecuado y
denunciar el abuso de poder, incluso si pierden, sería una
importante ganancia”.
La
película del oposicionismo continua, nuevo guión con los mismos
actores, no terminan de entender que la “cultura política” de
los venezolanos y las venezolanas ha cambiado, que hay otros
elementos de análisis, de valores, de conocimiento y manejo de la
información en la población que no han comprendido y que los aleja
considerablemente de hacerse con el apoyo popular. Por eso preocupan
los otros escenarios propuestos, los “cisnes negros” de los que
habla León. Los EEUU ya han iniciado abiertamente su guerra contra
la revolución anunciando la misma vocera del Departamento de Estado
para América Latina, Roberta Jacobson que su candidato es Capriles y
que desconfían del CNE, a pesar de los múltiples reconocimiento
internacionales y nacionales como el mejor sistema electoral del
mundo. Debe entonces la revolución no solo batallar por mantener esa
inmensa mayoría de respaldo con eficiencia revolucionaria, sino
además develar todos los intentos de un oposicionismo que cada vez
con más desespero se acerca a la violencia como solución ante la
imposibilidad de conseguir la victoria, democráticamente.
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