En medio de la celebración de la
Semana Mayor continua la campaña electoral rumbo al 14-A. Por una parte el
candidato de la derecha CAPriles busca desesperadamente aprovechar las fiestas
para mostrarse creyente y seguidor de la doctrina de Cristo, llegando incluso a
la osadía de repartir en templos de Caracas, estampitas con imágenes religiosas
que por la otra cara invitan a votar por él. Del otro lado se desarrolla la
agenda revolucionaria, continuidad en el debate de ideas, puesta a punto de la
maquinaria electoral y trabajo en la calle para garantizar la victoria popular
una vez más. Parte del legado de nuestro Comandante Hugo Chávez ha sido
materializar desde el poder político la doctrina de Jesús y ser como lo fue él
un redentor de los pobres. Por ello no basta con pedir a Dios la paz, la
seguridad y desarrollo del país, hay que trabajarlo y con mística para
conseguir ser cada vez mejores, sólo así el país pudo lograr disminuir la
pobreza extrema del casi 30% en 1998 al 6% en la actualidad. La amplia ventaja
que muestra en los sondeos de opinión el Presidente y candidato Nicolás Maduro
frente al candidato del Imperio indican que la fórmula progresista encabezada
por Nicolás Maduro tiene la opción de triunfo, porque el PSUV y el Gran Polo
Patriótico tienen una organización muy bien estructurada y con excelente
capacidad de movilización de la base social de la Revolución Bolivariana, mayoritariamente
compuesta por las clases populares que vienen siendo atendidas por medio de los
planes y las políticas públicas del gobierno nacional. Del otro lado el
candidato perdedor CAPriles, tiene una detestable carrera política como gerente
público evidenciada en su penosa gestión como Diputado, Alcalde y Gobernador, y
que en su maniobra cobarde y acomodaticia de última hora por llegar a la
Presidencia ha traicionado hasta a los propios partidos de la oposición y se le
ha ido la luz a mitad del túnel con el retiro del apoyo de algunos diputados
que hasta hace una semana fueron sus aliados políticos en la Asamblea Nacional.
A ello se agrega el nefasto programa de gobierno, titulado “Plan nacional a
largo plazo y una alianza política para su realización (2013-2019)”, hecho al
calco de los intelectuales mercenarios de la torpe burguesía capitalista y su
perverso neoliberalismo, sin ningún tipo de diagnóstico y sin medir las
consecuencias para la realidad social y económica del país. Frente esa
momificada tendencia política, la Revolución Bolivariana representa hoy el
movimiento político mejor ensamblado desde el punto de vista ideológico,
extraordinariamente acoplado estructuralmente en lo estratégico y en lo
táctico, con un Plan de Desarrollo que ha sido resultado de una amplia consulta
nacional y donde se revisan los problemas humanos a la luz socialismo,
entendiendo que la praxis política exige dentro de la anatomía del poder de un
pensamiento crítico, de reflexión permanente y de la acción consciente para
validar las promesas de la democracia, primero en mundo de las ideas y luego en
el terreno de los hechos concretos. Por eso la tarea titánica en este momento
está en hacer efectivo nuestro trabajo como militantes disciplinados, activando
con eficiencia las patrullas y motorizando su despliegue en cada una de las
regiones del país, con la finalidad concreta de lograr una congregación de
fuerzas tal que permitan a Nicolás Maduro un triunfo presidencial rotundo e
inobjetable este 14 de abril, y evitar a toda costa la transgresión de la
derecha que, en las apetencias faraónicas de su gramática totalitaria, pretende
romper el hilo constitucional como lo hizo el 11 de abril del año 2002. La
puntilla la han querido dar con una campaña de descrédito al Candidato Nicolás
Maduro, inspirada por los mandarines del imperio, e inducida por los amos del
valle quienes sienten un profundo desprecio por el pueblo, pero igualmente
matizada por el libreto mediático de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP)
y desarrollada en una política de audiencias profanas a través de Globovisión,
el mismo canal fascista que encapsula la corrupción, el chantaje y la mentira.
Frente a ello la Revolución Bolivariana reivindica las grandes causas del poder
social en Venezuela, la dignidad de la política democrática y del proyecto
socialista, que a partir del 14 de abril tiene una tarea enorme en seguir
mantenido la democracia como el “Ágora” abierta al pueblo, mirando la riqueza
nacional como la posibilidad de darle direccionalidad progresista a un proyecto
altamente institucionalizado y centrado en la parte humana del poder, cuya meta
última debe seguir siendo la posibilidad
cierta de llenar de valores y contenido participativo los objetivos, las decisiones
y las acciones revolucionarias, en cualquier lugar y en cualquier espacio de la
geopolítica nacional. Siendo así, luego del 14 de abril el Presidente Nicolás
Maduro tiene como tarea emblemática seguir consolidando una política socialista
de largo alcance, garantizando que las gestión gubernamental se aplique bajo
los principios constitucionales de la inclusión, la igualdad, la equidad y la
justicia social, orientándola a través
de las “Micromisiones” y los macroproyectos a garantizar efectivamente un
gobierno eminentemente popular, como soñaba nuestro Libertador Simón Bolívar en
la “Carta de Jamaica” y la mayor suma de felicidad posible como lo imaginaba
nuestro Comandante Hugo Chávez en sus permanentes disertaciones
revolucionarias. Por eso y conforme a lo expresado por Nicolás Maduro “del lado de la Revolución y
el socialismo están las ideas para el futuro de la humanidad” y este paso se
inicia evaluando de manera permanente la Revolución, pasando de la teoría a la
lucha práctica en las esferas políticas, económicas, sociales y culturales. Es aquí donde no pueden haber vacilaciones ni
posiciones contradictorias y menos tendencias centrífugas, desintegradoras, que
lleven al desconcierto de la política,
porque solo la unidad nos hará grandes. Con este telón de fondo solo el
triunfo de Nicolás Maduro garantiza la gobernabilidad dentro de la Revolución.
La victoria está asegurada porque tenemos la mejor propuesta el mayor legado y
el inmenso apoyo popular; pero debemos hacer cada quien nuestro trabajo para
garantizar la victoria, como reza el dicho: a Dios rogando y con el mazo dando.
Hugo
Cabezas
Caracas 3 y 25 pm